Connectarch conversó con diferentes autoridades en el asunto dentro de sus sectores. Allex Colontonio, Lili Tedde y Beto Guimarães nos ayudan a comprender mejor el asunto.
¿Qué son tendencias? ¿Con qué base ellas son pensadas? ¿Quién dice lo que es y lo que no es tendencia? ¿A quieén ellas alcanzan? ¿Las utilizamos por cuenta propia o somos inducidos? Con base en estos cuestionamientos, los especialistas Allex Colontonio, periodista, escritor y publisher de la revista POP-SE, Lili Tedde, directora de Edelkoort South y Beto Guimarães, fotógrafo, arquitecto, profesor y creador del Mostraí (una plataforma de cursos online), se dispusieron a intentar desvendar el asunto que, en ese contexto, se direcionó a sector arquitectura, casa y decoración.
¿Ahí vamos?
La verdade sobre las tendencias: ¿Ellas realmente existen? ¿Quién las dicta?
Parafraseando a Heródoto* (485 a.C e 425 a.C) cuando dice “mirar para el pasado, nos ayuda a entender el futuro”, el arquitecto que también es profesor y fotógrafo, Beto Guimarães, cree que una parte de la sociedad tiene la sensibilidad en percibir, a través de acciones comportamentales, los rumbos y los cambios que están prestes a acontecer. “Algunas personas tienen esa percepción. Es conseguir percibir lo que viene por ahí, viendo el entorno y toda la revolución comportamental.” Beto explica que movimientos adversos y los propios transgresores dictan mudanzas, pues “viven más la parte de ‘voluntad propia’ y los otros van a seguir por falta de opción. Son los acomodados que van a entrar en la ola porque no tienen escoja. Se trata de la evolución cultural de la sociedad como un todo, relacionando el contexto local y global, en la cual la conducción de masas provoca el efecto manada por querer participar del grupo. De ese modo, transgresores hacen prevalecer su voluntad frente del contexto. Todo eso pauta aspectos comportamentales.”
Lili Tedde, en la misma dirección, puntúa que la sociedad dicta los pasos para definir lo que es/será tendencia. “Es analizar el caminar de la sociedad y ser capaces de hacer analogías de lo que acontece en el mundo con las necesidades. Entender el por qué de el ser humano comportarse de cierta forma, o buscar otro camino generando una mudanza de hábitos. Muchas veces pueblos distantes tienen el mismo tipo de comportamiento, de mudanza. Podemos analizar, por ejemplo, una creciente en un hombre más sensible y presente en la creación de los hijos. Niños más maduras, abuelos más infantilizados, mujeres más guerreras ocupando puestos de trabajos importantes. Vemos los híbridos más asumidos. Todo eso hac parte de una emancipación en que un coletivo ha buscado.”
En la dirección contraria del uso de la palabra, el periodista Allex Colontonio, prefiere “narrativas”, pero no se aleja de las opiniones. “Cómo profesionales del área de comunicación, cuando abordamos el asunto ‘mercado’, preferimos siempre hablar en ‘narrativas’ en vez de ‘tendencia’. Narrativas contemporáneas, basadas en los nuevos códigos de posicionamiento y reconstrución social, en movimientos culturales legítimos, en las nuevas manifestaciones humanas, sea en las artes plásticas, en la música, en la literatura, en el cine, en la moda. También necesitamos llevar en consideración las nuevas pesquisas de materiales, las tecnologías más promisoras, el retroceso de la acción predatoria del hombre en la naturaleza. Por todo eso, casi siempre las ‘tendencias’ tienen tanto más a ver con dinámicas efémeras de hábitos
comportamentales que, en la era de la digitalización y de los nuevos medios de comunicación (las influencers), quedan superficiales muchas veces.”
*Heródoto, también conocido como el padre de la historia, fue un gran historiador y geógrafo de los tiempos antiguos.
Biofilia
Muy hablado últimamente, principalmente entre profesionales de arquitectura y diseño de interiores, el asunto biofilia es el tema del momento. Pero, ¿qué biofilia tiene a ver con tendencia? ¡Todo! En una esclarecedora reflexíon sobre el actual escenario de pandemia que llevó al mundo a la realidad del confinamiento, antagónicamente, hizo surgir una necesidad por una vida más conectada a la naturaleza, y eso generó un cambio significativo en la manera de vivir. “En el confinamiento, la falta de espacio y la inmovilidad urbana despertaron el deseo casi incontrolable por el contacto directo con los condicionantes naturales: ventilación cruzada, luz solar, vegetación abundante, seres vivos”, refleja Allex.
“Las burbujas comenzaron a romperse»– Allex Colontonio
Con el impacto de esa frase, el publisher trae a la luz la sofocante realidad de las grandes ciudades y sus rascacielos grices, que pasteurizan el paisaje y la contaminación originaria de los millares de coches que hieren y hacen arder hasta los narices más fuertes. En este contexto, su defensa se hace más que necesaria. Se hace urgente. “Necesitamos entender que la naturaleza no es una entidad a ser domada y/o conquistada, y ni es una dimensión remota e inóspita, repleta de bestias, fieras mortíferas, que visitamos solo cuando necesitamos cosechar materias primas o nutrientes. La naturaleza es un complexo sistema universal inaugural del cual hacemos parte indisociable y del cual debemos usufruir sin destruir”, puntúa Collontonio.
Biofilia X Mundo virtual
Aún sobre biofilia, Lili Tedde se junta a Allex, mostrando que es, sí, una tendencia y que queda todavía más clara cuando la virtualidad de las cosas toma cuenta y proporciones nunca antes imaginadas. “Cuanto más virtuales nos tornamos, más necesidades tendremos de texturas y toque, para traernos de vuelta a la realidad. Esa es una de las razones por las cuales las personas pasaron a interesarse en hacer huertos o panes en sus casas. Se trata de ejecutar con las manos, construir algo real, cuidar y aún sentir un olor de esperanza. Necesitamos pisar en la tierra, el llamado Grounding, para energizarnos. Estudios muestram que dos horas por semana que pasamos en contacto con la naturaleza ya provoca cura significativa en nuestros cuerpos”, cuenta Lili.
En un paralelo con la electricidad que mudó completamente el modo de vida en el siglo 20, Beto cree que con la evolución/revolución digital nada es perene. “La revolución digital da mucho poder para las personas y, así, todo muda, todo el tiempo.” Trayendo para el universo de la arquitectura, él cree que esa ‘no perenidad’ será percibida en alteraciones internas, dentro de las casas. “Las mudanzas van a acontecer mucho más en la parte de interiores en relación a la parte estructural.” Y cuestiona: “Cuando no hubiera más pandemia, ¿qué vamos a querer? Va a haber una adecuación: ¿tal vez dos días en casa y tres en la oficina? Entonces las oficinas necesitarán ser reformuladas así como la casa”, refleja.
¿Para dónde vamos?
Poniendo luz al cuestionamiento del profesor Beto Guimarães (“Cuando no haya más pandemia, ¿qué vamos a querer?”), se impone la reflexión sobre el actual momento, todo lo que él trajo, ¿cuanto él mudó la vida de las personas y lo qué va, de hecho, quedar? Él cree que, dada la realidad, “estamos sufriendo restricciones de voluntades”, pero, en contrapartida, conmemora el hecho de poder almorzar con las hijas todos los días y pondera: “a partir de ahora, la diversidade de escojas quedará más clara y tendremos más opciones, incluso, debido al acelarado avance de la tecnología que, para mí, es una tendencia – tendremos la tecnología como tendencia para la velocidad de las cosas al mismo tiempo en que, paralelamente, yo creo que las personas tendrán cada vez más necesidad de sentirse acogidas, abrazadas.”
El furuturo y la casa
En la ausencia de aquello que se tenía en abundancia, Lili también cree en una búsqueda, tal vez inconsciente, por una aproximación con la naturaleza. “Todo lo que ya era pesquisado, como abrazar árboles o caminar en el mato, hoy se tornó lujo de primera necesidad. Traer para nuestras casas un poco de esas caracteríticas, sea en el piso más rústico con textura o sensación de tierra, ayuda a acalmar y confortar. Sabemos que jamás volveremos a ser como antes. En algunos aspectos nos tornamos más sensibles y cuidadosos. Descubrimos cuán débile somos. Las máscaras continuarán presentes, y, claro que surgirán estudios sobre el tema. Así como todo el cuidado con limpieza, distanciamento traerán más novedades de lo que ya surgieron. Es un nuevo mundo que aún tendremos que desvendar”, destaca la pesquisadora.
Para el periodista Allex Colontonio, “ser parte de la naturaleza se quedó más evidente en los últimos meses y debe interferir en el modo de pensar/operar de las personas en los próximos años. Vale recordar el ejemplo de las construcciones indígenas ancestrales capaces de regular el conforto térmico hasta mismo en las condiciones más extremas de temperatura – algunas etnias de Amazonia buscan inspiración arquitectural para sus ocas en la anatomía de las capivaras. En este contexto, hay posibilidades de que ‘escuelas’ como el modernismo brasileño (que tanto preza por las curvas y trazos libres cargados de componentes artísticos) sean revisitadas y actualizadas. La casa mientras ‘máquina de vivir’ podrá ser convertida en una máquina de ser, estar, amar, convivir, compartir”, finaliza.
*La biofilia es el amor a la vida. Este término fue popularizado por Edward Osborne Wilson, en un libro con el mismo nombre publicado por Harvard University Press 1984. En su libro, Wilson describe la biofilia como una tendencia natural a volver nuestra atención a las cosas vivas. Fuente: Wikipedia
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